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diumenge, 19 de febrer del 2017

On ressonen Alice Munro i Bon Iver


Recordo haver llegit Levitán de Paul Auster amb la versió de Tori Amos de New Age de la Velvet Underground sonant al meu cap. Tornar de les classes de la tarda amb l’alegria del jove professor que madura, surfejant sobre el crescendo de la cançó, i recordo retenir-la mentre llegia per primera vegada aquesta novel·la rodona, esplèndida. 

Una cosa així em passa aquests dies en què, embafat potser d’altres densitats, m’he decidit  a ser acollit per aquest territori estrany i autèntic d’Alice Munro, a través de les narracions d’Estimada Vida. Un llibre que tenia pendent des que vaig llegir aquesta columna d’Antonio Muñoz Molina (doneu-nos tots els dissabtes), allà hi és tot. 

L'Estimada vida, doncs, es desenreda ara mentre al cap, als altaveus i auriculars sona de la música de Bon Iver: Calgary, Holocene, Creature fear,  Flume:



o Skinny love:



Com és que coses tant diverses convergeixen i ressonen en un temps? Som un espai en blanc que no acabarem de conèixer.

Bona nit.

Estimada vida
Alice Munro
Traducció de Dolors Udina
Club Editor, Barcelona

diumenge, 9 d’octubre del 2016

"Canciones!"


Seguramente había sido la oportunidad de su vida. Conducir la segunda hora del magazine de mañana en La Emisora madre durante el mes de agosto. Hizo circular ante los micrófonos a músicos, actrices, directoras de teatro, responsables de festivales… y hasta, con ayuda de los colaboradores del programa habitual en la filial musical de La Emisora, emitieron un concurso irreverente que generó alguna que otra protesta en la parte más convencional de la audiencia para regocijo del equipo. La oportunidad de su vida? Septiembre lo acogió de regreso a su programa, en aquella hora infecta, con un post-it amarillo que le pareció un bálsamo:

“Canciones!”

- o -

Regresaba al exilio diario en aquella hora infecta huyendo de las noticias. El coche se adentraba en la autopista dejando una estela sónica. Recordó que una vez le afearon la costumbre de escuchar pop en inglés: “sois hijos del imperio”. Se dijo que si, que si. Que aunque más tarde vendrían otras voces, otras lenguas, otras músicas, ellos eran hijos de obreros y sólo tenían los cassettes y las radiofórmulas con las que rellenaban las cintas (no tan) vírgenes. Y también tenían a sus primos. Sólo había algo mejor que escuchar sus cintas, hablar de música con ellos en sus coches. Aquel pop en inglés quizás les hiciera hijos del imperio, pero también era lo que alentaba la evocación, esa forma incipiente de las alas. Y si, desde luego estaba ése párrafo memorable con el que empieza su novela Nick Hornby:  

¿Qué fue primero: la música o la tristeza? ¿Me dio por escuchar música porque estaba triste? ¿O es que estaba triste porque escuchaba música? ¿No te convierten todos esos discos en una persona de tendencia melancólica?  Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especie de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuchen miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, tristeza y pérdida (*).

Qué había escuchado ese verano? No, no lo excelso, las canciones. Qué había escuchado ese verano? A José González (con y sin Junip), a León Benavente, a Bon Iver, a Low, a Yo la Tengo, a Daughter, a Sigur Ros… Y claro lo que ponen los chavales portentosos que toleran su presencia en el rocódromo. 

Era una hora infecta, las otras emisoras aullaban el fin del mundo. Sólo estaba empezando el día pero se sentía exhausto, buscó la emisora que un día escucho en el coche de un primo y un tierno caparazón de ruido envolvió el suyo:  Canciones.


- o -


(*) La cita es de 

Nick Hornby
Alta Fidelidad.
Traducción de Miguel Martínez-Lage.
Anagrama, Barcelona 2007.

dilluns, 9 de juny del 2014

See how the resemble one another... al meu cap.


Miràvem si els colors coincidien amb els noms de les etiquetes,  i tu vas dir, mira sembla que aquesta és la teva!, apilada sobre la dels teus companys. Mira com s'assemblen les unes a les altres, fins i tot dins de les fundes de plàstic.


BLOOD BANK

Well, I met you at the blood bank
We were looking at the bags
Wondering if any of the colors
Matched any of the names we knew on the tags

You said, see look that's yours
Stacked on top with your brother's
See how the resemble one another
Even in their plastic little covers

And I said I know it well
That secret that you knew but don't know how to tell
It fucks with your honor and it teases your head
But you know that it's good girl
'Cause its running you with red

Then the snow started falling
We were stuck out in your car
You were rubbing both of my hands
Chewing on a candy bar

You said, ain't this just like the present
To be showing up like this?
As a moon waned to crescent
We started to kiss

And I said I know it well
That secret that we know that we don't know how to tell
I'm in love with your honor, I'm in love with your cheeks
What's that noise up the stairs, babe?
Is that Christmas morning creaks?

And I know it well, I know it well
And I know it well, I know it
And I know it, I know it
And I know it, I know it


Bon Iver
Blood bank (EP)
Jagjaguwar, 2009

Em/D/C/Em/D/C // G/D/Em/C // C/Em/D // G/D/G/D/Em/C