Observo la fotografía de la portada de “Vida y destino” de Vasili Grossman que recientemente ha publicado Galaxia Gutenberg, editorial a la que hay que agradecer la labor de rescate de algunos libros que son fundamentales para quien quiera tener una conciencia clara de lo que fue el siglo XX, dentro de lo que la Reina Zabo -el personaje de “la pequeña vendedora de prosa”- consideraba la mayor aportación del siglo a la literatura: la literatura concentracionaria.
Sabemos, o deducimos que las dos mujeres despiden a un joven soldado. Podemos masticar la angustia del muchacho en sus ojos entrecerrados. Podemos imaginar el dolor de la madre que despide, quizás para siempre, al hijo. Podemos sentir más o menos empatía (dios mío, dios mío, cuantas veces se habrá repetido este desgarrado? ), podemos, podemos, podemos...
Yo conozco a esa mujer. Es el mismo rostro de las labregas de Galicia que he conocido. Mujeres jóvenes con un rostro fuera del tiempo. Me pregunto si mi madre hubiera tenido el mismo rostro de cuero si no hubiese cogido el tren de su exilio a los trece años. También ella tuvo su rostro devastado, pero era distinto: el rostro de la cadena de montaje (el trabajo os hará libres).
Vuelvo al rostro de la madre en la fotografía de Arkady Shaiket: enloquecería hasta el crimen si el monstruo quisiera arrancarme el hijo. Malditas sean las guerras y los que las promueven.
Afegit (30/9/07): Un amic em comenta que al web de la BBC (feu click aquí), s'explica la història de la fotografia. A la fotografia podem observar un soldat que s'ha retrobat amb les seves germanes al poble alliberat de Karachev. El jove descobreix que els seus pares han estat assassinats pels nazis.
Si l'enllaç no funciona, proveu amb
http://www.bbc.co.uk/radio3/nightwaves/gallery/soviettimes.shtml?select=06