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"De hecho, en términos de Freud, no creemos: deseamos y, sobre todo, deseamos creer. Debido a nuestro desamparo de formación, pensamos que toda creencia es, para Freud, como un síntoma; imaginamos que sobrevendrá una catástrofe si renegamos de ella. Y, también como un síntoma, la creencia religiosa, dice Freud, es una manera de no abandonar el hogar. Quien sea capaz de renunciar a lo que él llama la 'ilusión religiosa' estará en 'la misma posición de un niño que ha abandonado la casa paterna, en la que está tan abrigado y tan cómodo... Los hombres no pueden seguir siendo niños toda la vida; finalmente tienen que salir a la vida hostil. Podríamos llamar a esto educación para la realidad'. La realidad, hemos de inferir de ello, es lo que no se puede mejorar por el deseo: algo que quizá, pudiéramos llamar Naturaleza."
"Los ídolos de Freud" per Adam Phillips.
Traducció de Daniel Laks Adler.
Revista QUIMERA
Núm 105, 1995